La sobrecarga, el cortocircuito y la pérdida de aislamiento, principales riesgos
Con la llegada del verano y el aumento consecuente de las temperaturas es vital tener la casa bien acondicionada. Una buena puesta a punto del hogar es la mejor manera de prevenir averías de distinta índole que puedan limitar la funcionalidad del aire acondicionado. Por poner un ejemplo de algo imprescindible para la mayor parte de la población en estos meses de junio, julio y agosto que vienen por delante.
Cualquier persona entiende por avería un daño, un fallo o una rotura que perjudica el funcionamiento habitual de una máquina. Las averías más frecuentes son las eléctricas y además, las que pueden suponer un inconveniente mayor en el día a día. Por este motivo, al margen de asegurar tu hogar con Verti, es conveniente tomar en cuenta algunas medidas para poder así mantener las averías a raya.
Tipos de averías eléctricas
Las principales averías eléctricas son tres: la sobrecarga, el cortocircuito y la pérdida de aislamiento.
Sobrecarga La sobrecarga suele conducir a una subida de tensión. Cada hogar tiene una potencia eléctrica tope, la cual varía según la tarifa que se haya contratado. Cuando se sobrepasa esta potencia, la tensión de la luz se ve incrementada, lo que activa los fusibles. Esta activación es señal de que el suministro eléctrico no puede hacer frente a la carga que los dispositivos conectados demandan, de tal modo que el suministro se corta. Aquí puede observarse cuál es la causa principal de que se produzca sobrecarga: conectar a la vez varios aparatos eléctricos.
La sobrecarga también se produce si se enchufan pocos dispositivos, pero con una potencia superior al tope contratado. Un indicativo visual de que el corte de suministro eléctrico es consecuencia de una sobrecarga es el ICP o Interruptor de Control de Potencia: en estos casos, la persona lo encontrará bajado.
Cortocircuito En este caso, la intensidad de la corriente eléctrica aumenta considerablemente de forma inesperada, lo que puede ocasionar incendios y/o daños en la instalación eléctrica. Las causas de un cortocircuito son varias: desde una tormenta eléctrica, hasta el deterioro de los diversos cables o el recalentamiento de un enchufe múltiple si hay varios dispositivos conectados a un mismo tiempo.
Una forma rápida y evidente de comprobar si se ha producido un cortocircuito es encendiendo un interruptor o enchufando un aparato eléctrico. Si una de estas dos acciones provoca que se apaguen las luces del resto de la vivienda, entonces se trata de este tipo de avería.
La pérdida de aislamiento implica un deterioro en los materiales aislantes que recubren y protegen la instalación eléctrica. Como consecuencia, se produce una fuga de corriente de los hilos conductores, de modo que la energía se sale del circuito, lo que supone un riesgo de posible electrocución. Es lo que genera las temidas descargas eléctricas cuyo riesgo es bajo si bajo es también el voltaje de la misma.
¿Cómo evitar averías este verano?
Garantiza la higiene, evita olores, obstrucciones, la aparición de insectos indeseados... Cuando las instalaciones de grifería no están bien efectuadas, las tuberías logran funcionar correctamente durante un tiempo, pero terminan por dañarse. Algunos signos que evidencian que algo sucede en la grifería son ruidos que proceden de las cañerías. Algunas medidas que pueden evitar averías de este tipo pasan por no desechar papelhigiénico, absorbentes, algodones, compresas, bastoncillos para oídos, etc. por el inodoro. También es importante que, en caso de la cocina, se evite que los restos de comida, aceite y grasa se cuelen por el desagüe.
En el caso de los equipos y aparatos electrónicos domésticos conviene comprobar el voltaje de enchufes y aparatos. En caso de días de lluvia o tormentas (que en el verano las hay también), es recomendable desenchufar los dispositivos de la toma de corriente para que no se dañen por sobrecarga o fluctuaciones de energía. Se puede recurrir a estabilizadores de energía, aislantes y UPS para reducir posibles riesgos.
En esto puede ayudar la factura de la luz. Revisarla atentamente permite determinar si los valores que hay en ella son o no los habituales. Si se observa cifras que sobrepasan considerablemente los valores que creemos que debería mostrar la factura, es posible que haya alguna fuga. Contactar en estos casos con un técnico profesional que pueda identificar los puntos de fuga (en caso de que los haya) y repararlos es la mejor opción.
En caso de que el sistema de calefacción y el aire acondicionado fallen con frecuencia, es conveniente revisar la instalación al completo. Previo paso a recurrir a un profesional, la propia persona puede:
Efectuar una revisión del estado de las instalaciones con cierta regularidad, apagar todos los interruptores e incluso cerrar el suministro principal, y evitar utilizar aparatos desgastados que puedan producir cortocircuitos son tres formas de prevenir averías en casa.