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La industria náutica española de los yates navega por mares de transformación para recuperar un papel protagonista. Hasta 2007 nuestro país contaba con una industria náutica muy potente, «de cada 10 barcos vendidos en nuestro país, 7 eran nacionales. Y ahora de cada 10, 8 son de marcas internacionales. Muchos astilleros no pudieron seguir y desaparecieron del mercado», explica Carlos Sanlorenzo, secretario general de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN). Sin embargo, el interés por la actividad náutica ha tomado una nueva velocidad. «Estos dos años anteriores que hemos pasado con la pandemia ha motivado que mucha gente vea el mar como una oferta de turismo que no conocía y ha generado que la población se interese por él», resalta Sanlorenzo. Las matriculaciones de embarcaciones de recreo superaron los 7.000 registros, una cifra que no se alcanzaba desde 2008, lo cual refleja el referido interés en el sector. Los datos referentes al impacto de la industria corresponden a 2017, año en el que la náutica de recreo en España aportó 12.000 millones de euros a la producción efectiva total y generó 82.345 empleos. Por entonces el 42% de las empresas del sector tenían 10 o menos años, confirmando la transformación del sector.
Como destino turístico náutico, los principales competidores son Italia, Francia, Croacia y Grecia mientras que a nivel de industria, lo son sobre todo Italia, Francia y Alemania. «España va buscando su sitio. Es un destino geoestratégico impresionante, el mejor de toda Europa, contamos con infraestructuras extraordinarias, mucho sol y un consumo náutico que está más en alza», señala el secretario general de ANEN. En estos últimos años hay astilleros que se han ido posicionando a nivel internacional, aunque es difícil competir con las grandes concentraciones. «En el sector reparación y mantenimiento, sobre todo de grandes yates, sacamos pecho porque estamos entre los mejores, sobre todo en el Mediterráneo».
Un ejemplo de ese viaje hacia la innovación para volver a surcar los mares de la competitividad internacional es De Antonio Yachts. Hace diez años Marc de Antonio y Stan Chmielewski unieron sus dos pasiones, el mar y el diseño, y fundaron en Barcelona esta compañía, convertida hoy en un referente en el sector de los yates. «Hemos llegado más lejos de lo que imaginábamos e innovar ha sido siempre nuestra filosofía», afirma Marc de Antonio. Innovar para esta joven empresa «ha sido replantearse cosas, reflexionar y buscar referentes en otros sectores. Nos hemos preguntando cómo usar de una mejor manera un barco», añade.
De esta forma introdujeron el motor fueraborda oculto, que es un diferencial clave de la marca. «El diseño de nuestro barco busca equilibrio entre la función y la estética», apunta Stan Chmielewski. Han generado un estilo propio de líneas más actual «que recoge las últimas tendencias en arquitectura», puntualiza. Su apuesta está acercando la náutica a nuevos usuarios, «un porcentaje importante de los barcos que vendemos es a un primer usuario y es algo bonito para nosotros. Empezamos el proyecto porque creíamos que podíamos aportar cosas y acercar la pasión de la náutica a otra gente», recuerda Marc de Antonio.
La innovación es clave para explicar los buenos resultados del astillero, con centros de producción en España y Polonia. En 2021 han vendido 67 barcos y a finales de 2022 llegarán a los 80 facturando cerca de 20 millones de euros. En 2023 ya tienen vendidos 90 unidades. «Nosotros no construimos directamente lo cual nos permite ser más ágiles. Optamos por la subcontrata, bastante reciente en el mundo de la náutica, lo cual nos ha permitido tener una estructura más flexible y buenos resultados», explica Chmielewski.
La náutica sigue explorando nuevos caladeros. Y los barcos eléctricos, igual que en su momento ocurrió con los automóviles, son una de las grandes opciones de futuro. En España hay muchos equipos de investigación. «Somos pioneros», reconoce Antonio Crucelaegui, director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Navales de la UMP. Sin embargo, «hay que llevarlo a la práctica y se necesitan armadores potentes para hacerlo, y no los hay». El problema radica en que el hidrógeno es un gas que pesa muy poco «pero necesitas transportarlo en unos recipientes que pesan mucho más, porque debe estar comprimido o licuado, y ocupa mucho espacio», recuerda el director. Si bien se puede llevar con un vector de transporte, como el etanol o el amoniaco, también plantea otros problemas. «Para los barcos pequeños como un yate sería más manejable llevando pilas de combustible de hidrógeno que también pesan, pero se puede buscar un espacio», añade. Espera al menos entre 5 y 10 años más de investigación en todo el mundo, pero está claro que «todo parece indicar que vamos aceleradamente hacia un futuro en el que la preocupación medioambiental va a crecer y se van a buscar sistemas propulsivos menos contaminantes». Pero en su opinión, no se puede pasar de 100 a 0, «es un error grande, hay que pasar por zonas intermedias».
La pandemia ha disparado el interés por el ocio náutico
En el astillero Astondoa están trabajando en un proyecto propio para un barco eléctrico. «La industria náutica sigue los pasos de la automovilística, pero queda camino. Hay astilleros que trabajan en modelos con eslora pequeña para ver cómo funcionan, pero resulta más difícil para barcos mayores, el desarrollo será más lento», señala Ione Astondoa, del equipo directivo de Astondoa. Recuerda además que «será también necesario adecuar marinas, amarres… contar con la infraestructura» para que el barco eléctrico sea una realidad.
Astondoa es otro de los astilleros españoles de referencia en el sector de los yates, con sede en Santa Pola (Alicante) aunque cuenta con otras dos fábricas en Almansa y Almería. Fabrican desde embarcaciones más pequeñas con 12 metros de eslora hasta medianas de entre 17 y 37 metros. Llegaron a fabricar de 45 metros de eslora. «España va por el buen camino, soy optimista. El producto nacional es muy valorado. Es cierto que no somos un país con mucha industria, pero el Made in Spain tiene peso», reflexiona Ione Astondo, quien representa la cuarta generación de la familia al frente de la empresa. «Cuando los clientes ven el acabado, la artesanía, no tiene nada que envidiar a Italia, aunque sea el principal constructor mundial. Vamos cogiendo carrerilla», añade. Esta empresa resistió a la crisis de 2008 y aprovecharon el parón para pensar en nuevas soluciones. «Siempre hemos estado innovando y el salto más llamativo se ve ahora, después de renovar toda la gama. Mi padre es el diseñador principal y no para de pensar. A nivel técnico contamos con un equipo de ingeniería muy potente», indica Ione Astondoa. Por ejemplo, hace unos años instalaron una máquina de mecanizado de piezas. De esta forma «nos autoproducimos los modelos, los moldes y las piezas», señala.
El astillero gallego Rodman, por su parte, construye embarcaciones de recreo desde los 8 hasta los 24 metros y divididos en tres gamas diferenciadas de productos, además de fabricar embarcaciones profesionales de distintos tipos. «Construimos embarcaciones de recreo, con la misma tecnología, saber hacer y estándares de calidad de embarcaciones patrulleras de alta velocidad y construimos embarcaciones de trabajo, con el mismo saber hacer de embarcaciones que cuidan al máximo hasta el último detalle», resalta María Herrero, Marketing & Sales Manager de Rodman.
Desde 1974 trabajan en el desarrollo y construcción de productos en materiales compuestos y Advanced Composites by Rodman representa la máxima apuesta del grupo por la innovación, investigación y desarrollo. Destaca además su apuesta en las técnicas de laminación por infusión investigando desde 2003 la implementación de este proceso para la construcción de sus embarcaciones.
Rodam cuenta con tres factorías ubicadas en ambas orillas de la Ría de Vigo y está presente en más de 60 países.
En diez años De Antonio Yachts ha logrado crear una amplia gama de embarcaciones y entre las últimas novedades está su primer modelo híbrido, en colaboración con Cupra. D28 Formentor e-HYBRID integra dos motores eléctricos retráctiles de 15kw lo que permite a la embarcación circular tanto en modo combustión como en modo totalmente eléctrico. Ha sido la primera empresa del mundo en presentar una embarcación comercial de altas prestaciones con este tipo de motorización. «A día de hoy, el motor eléctrico no puede igualar las prestaciones de autonomía y seguridad que te aporta un motor de combustión para remontar condiciones adversas. Llegará en unos años, pero nosotros no queríamos esperar más y hemos lanzado este modelo», cuentan los fundadores. Por su décimo aniversario acaban de lanzar el modelo D36 Open, la evolución de su exitoso D34.
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